La mayor frecuencia de la depresión en las mujeres disminuye por un aumento de las cifras de depresión en los hombres, con elevada tasa de suicidio en varones ancianos respecto de las mujeres y de la población general.
La depresión con frecuencia es percibida como un acontecimiento esperable frente a las pérdidas y declinación general de la vida (salud física, empobrecimiento, aislamiento, etc.) y la minoría de las personas afectadas solicita ayuda. Los síntomas con frecuencia son de carácter somático (dolores, etc.), hipocondríaco (temor a padecer distintas patologías), inquietud-agitación, mayor pérdida de peso, más ideas delirantes.
Las fallas cognitivas (memoria, concentración, etc.) son usuales y pueden ser predictoras de demencia. Pero, con menor frecuencia, se quejan de falta de ánimo respecto de las personas más jóvenes.
La presencia de alguna enfermedad física es muy común, como diabetes o alteraciones articulares. El deterioro en el cuidado personal y el cambio en los hábitos alimenticios o la pérdida de peso pueden ser precoces indicadores de la depresión, pero también pueden ser síntomas del inicio de una demencia.
Un deterioro cognitivo en los enfermos depresivos puede corresponder a demencia, aunque puede ser secundario al humor depresivo; si el empeoramiento cognitivo es secundario, entonces una mejoría debería observarse tras el tratamiento antidepresivo.
El apoyo emocional, la psicoterapia y la mayoría de los antidepresivos son útiles y bien tolerados por las personas de mayor edad. Muy relevante es el manejo de las enfermedades físicas.
Dr. Pedro Retamal C.
Profesor Asociado
Facultad de Medicina. Campus Oriente.
Universidad de Chile.