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EBook sobre depresión: Capítulo 1

En este post queremos compartir con ustedes el primer capítulo del eBook “Enfermedad Depresiva, Guía de Apoyo para el Paciente y su Familia”, escrito por el psiquiatra Dr. Pedro Retamal C.

El eBook es parte del curso online de depresión, elaborado por el mismo Dr. Retamal. (También está disponible el curso sobre Enfermedad Bipolar).

Más detalles sobre los cursos de Depresión y Enfermedad Bipolar, en el siguiente enlace: https://psiquiatriachile.cl/2019/01/05/cursos-de-enfermedad-bipolar-y-depresion/

Presentación del Libro Enfermedad Depresiva, Guía de Apoyo para el Paciente y su Familia

Actualmente, la información disponible sobre diversos aspectos de la Medicina es enorme, por lo que es muy relevante que sea confiable y actualizada, para así permitir que sea en verdad útil, sin exponer a los interesados a sufrir las consecuencias deletéreas de los errores, consejos antojadizos y dogmáticos de personas que escriben y opinan sin la experiencia y conocimientos requeridos.

Además, los medios digitales paulatinamente se imponen sobre los medios tradicionales por su fácil acceso, versatilidad, bajo costo y actualidad de los distintos temas.

Nuestra experiencia con el primer ebook que editamos sobre la Enfermedad Bipolar nos llenó de satisfacción, resultando un poderoso aliciente para publicar este libro sobre Enfermedad Depresiva.

Este texto, se basa en los distintos artículos escritos en revistas y libros, en especial en aquellos dirigidos a pacientes y familiares con enfermedades del ánimo.

Capítulo I: Introducción

Las enfermedades afectivas o de alteración del estado del ánimo son las patologías más frecuentes en Psiquiatría y, afortunadamente, las terapéuticas disponibles tienen una eficacia que es comparable a las utilizadas en otras especialidades de la Medicina.

Sin embargo, un número considerable de pacientes no tiene acceso a tales progresos. Esto es atribuible a diversos factores, como la falta de reconocimiento de la enfermedad, muy escasa información y ausencia de cumplimiento de las indicaciones.

Una definición de enfermedad afectiva indica que el síntoma central es la alteración del ánimo. Tiende a evolucionar en episodios y, después de las fases, la recuperación es habitualmente completa; por lo tanto, el pronóstico suele ser favorable con las terapéuticas apropiadas.

Sin embargo, los episodios pueden prolongarse por meses y a veces años. Otros tienden a la cronicidad, más aún, sin tratamiento. Y la mayoría provoca un significativo impacto en la salud somática y en la esfera psicosocial. En ocasiones. los pacientes realizan intentos suicidas.

La depresión es el tipo más frecuente de alteración del estado anímico, que lleva a su disminución con grado variable de pérdida de interés o dificultad para experimentar placer en las actividades habituales y acompañado de diversos síntomas físicos y psíquicos.

Objetivos del libro

El objetivo de este libro es entregar información sobre la depresión y las enfermedades del ánimo, facilitando que los pacientes, familiares y amigos tengan una mejor comprensión de los síntomas, en especial entender que no se trata de un problema de debilidad personal, incapacidad o insuficiencia.

La información de este texto permitirá conocer las terapéuticas más recomendadas por los expertos, e idealmente implementar medidas de prevención de nuevos episodios depresivos y moderar el impacto psicosocial, así como conocer los posibles riesgos de transmisión hereditaria.

Una importante consecuencia es establecer un diálogo más cercano con el médico, participar y colaborar con las indicaciones profesionales en forma responsable, alertar a personas significativas sobre la posibilidad de padecer depresión, ayudarlos a tomar mejores decisiones y manejar con más soltura el injustificado estigma que en ocasiones provocan las enfermedades mentales.

Sin embargo, este libro no reemplazará la opinión y el manejo profesional en un caso específico, puesto que para llegar a conclusiones en un paciente concreto es necesario un conjunto de datos: síntomas, evolución, examen físico y mental, antecedentes personales y genéticos sobre la enfermedad y las terapéuticas empleadas con antelación, exámenes psicométricos, de laboratorio, imágenes cerebrales y, además, del conocimiento de la situación biográfica y familiar.

¿Qué podemos esperar de este libro?

Los distintos capítulos incluirán información sobre epidemiología, impacto, síntomas y reconocimiento de la depresión, terapéutica psicológica y farmacológica, además de tópicos relacionados con la depresión en la mujer, riesgo suicida y genético.

Es relevante interiorizarse en las terapéuticas menos conocidas, algunas de las cuales se consideran de tipo complementario, que cuentan con fundamento científico.

También se incluirán algunas referencias bibliográficas que permitirán profundizar algunas ideas. Los casos clínicos estarán sin identificación y con algunas variaciones en los datos personales y sociales para preservar la confidencialidad.

De gran importancia me parece que este libro pueda contribuir a reducir la visión prejuiciada y discriminatoria conducente a la estigmatización de las personas que padecen enfermedades mentales. Afortunadamente, la patología del estado de ánimo, sobre todo la depresión y en alguna medida la enfermedad bipolar, han conseguido mayor aceptación y comprensión social.

Evolución de las patología mentales

Durante siglos la enfermedad mental ha suscitado momentos de gran reacción emocional en la gente común. Incluso en aquellas con elevado nivel cultural y académico.Los motivos parecen ser curiosidad, fascinación, miedo y falta de información.

Aunque hoy día más atenuada, aún es necesario romper con la discriminación y estigmatización que padecen muchos enfermos con patología psíquica y que remece dolorosamente a sus familiares: conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres; en este caso, el conocimiento libera de la ignorancia.

En la medida que las facultades intelectuales y afectivas del hombre, las más nobles, porque testimonian su naturaleza espiritual, aparecen muy limitadas e incluso impedidas a causa de un proceso patológico, debería obligar a que la comunidad acompañe y favorezca a cuantos se encuentren en una situación de grave alteración psíquica e impedir que la patología mental provoque brechas insuperables para quien las padece.

Son varios los factores que han conducido a la falta de consideración por los que padecen patologías psíquicas, negando u ocultando su condición de enfermos, siendo el más reciente la conocida relación costo-beneficio y consumidor-dispensador que parece ir reemplazando a la antigua relación médico-paciente, una cruel adición a la indefensión de un debilitado enfermo y agobiada familia.

Pero ¿puede ser realmente verdad que lo que sucede es solo el resultado de mala información, de una actitud no muy dispuesta? ¿O también es el efecto de los atávicos terrores de todos nosotros frente al falso demonio representado por la enfermedad mental?

Desde tiempos remotos la psiquiatría, y también sus equivalentes, ha estado estrechamente ligada a la ideología, la política y la religión. El cuidado de los que ahora consideramos enfermos estaba a cargo de la familia e instituciones religiosas y durante siglos se creyó en la influencia de fuerzas satánicas.

La medicina comenzó a preocuparse de estas personas en forma organizada en el siglo XVIII, en tanto que recién a comienzos del siglo XIX la Psiquiatría empezó a ser reconocida como actividad médica y se convino en que los “enajenados” debían ser curados y no solo asistidos caritativamente.

Pero hay que considerar que la terapéutica en aquellos momentos era bastante brutal y continuó siéndolo hasta la primera parte del siglo XX (desde la inmersión en agua, el coma insulínico y luego el electroshock sin anestesia), situación que cambió con el advenimiento de la moderna psicofarmacología en los años cincuenta del siglo XX.

Es probable que los siglos de la psiquiatría ligada a la demonología estén aún muy cercanos y qué duda cabe de aquellos excesivamente recientes primeros decenios del siglo pasado, cuya expresión más popular culminó en la película “Atrapados sin Salida”, de Milos Forman, reflejo de una parte de la psiquiatría reformatoria, restrictiva y sádica.

En la Alemania Nazi fue exterminado un considerable porcentaje de enfermos mentales para depurar la raza, acción que en un cierto momento entró en contradicción con el hallazgo de que muchos de ellos pertenecían a las clases sociales altas. Más tarde, en la Unión Soviética, algunos servicios psiquiátricos fueron usados con fines represivos en la lucha contra los disidentes, la red de hospitales era muy descuidada y a menudo situada en ex-prisiones.

Se predicaba acerca de la explotación del hombre en las sociedades capitalistas y que las enfermedades mentales eran las úlceras del capitalismo y como se presumía que en la URSS no había ni podía existir utilización alguna, la psiquiatría no era más que un residuo de aquella sociedad que pronto debía desaparecer.

El sufrimiento individual, el malestar familiar y social asociado a la enfermedad psíquica tienden a ser amplificados y complicados por la estigmatización y el consiguiente aislamiento social al que el enfermo es progresivamente conducido, en especial si se trata de una patología compleja y prolongada. Y si bien las historias anteriores fueron ciertas, pareciera ser que buena parte de la sociedad contemporánea aún tiene dificultades para enfrentar la nueva realidad, aceptando la patología mental, en probable aumento, reconociendo, reparando y resolviendo los errores cometidos.

Por lo anterior, es difícil oponerse con bases sólidas a los socialmente exitosos intentos de estigmatizar una buena parte de los pacientes psiquiátricos. Una de las mejores herramientas disponible hoy día es la información científica y mejoría de la comunicación para romper el aislamiento familiar, social y cultural, junto con entregar los recursos materiales y humanos.

Evolución de la depresión en Chile y el Mundo

En Chile la patología del ánimo compromete al 9,5% de la población mayor de 15 años, alrededor de 1 millón de personas afectadas, en su mayoría del tipo unipolar y con alrededor de 10 suicidios por cien mil habitantes en un año, en gran número provocados por algún tipo de síndrome depresivo. El año 2008 muerieron 2.116 personas y el año 2014 fallecieron 1.789 personas por suicidio.

A nivel mundial la patología mental jamás había sido considerada como muy Importante para la salud pública al incluir solamente el parámetro de la mortalidad, sin embargo, al emplear el índice denominado años de vida perdidos por discapacidad (muerte prematura más años de vida perdidos por invalidez parcial) cinco patologías mentales aparecieron como importantes problemas de salud pública en un ranking de 15 enfermedades: depresión mayor unipolar, abuso de alcohol, esquizofrenia, lesiones autoprovocadas y enfermedad bipolar.

A nivel mundial se estimó que en 1990 la depresión ocupaba el cuarto lugar en un listado que consideraba el peso relativo de las enfermedades, en tanto que para el 2020 la proyección es que este cuadro pase al segundo lugar, después del infarto al miocardio, en tanto que para el año 2030 ocuparía el primer lugar.

En Chile la proyección de los años de vida saludables perdidos, AVISA, para 2007 indicaba que del conjunto de las enfermedades y patologías psiquiátricas de las mujeres representaban el 23% (502 mil años perdidos) y el 21% en los hombres (302 mil años perdidos), muchísimo más elevada que las populares enfermedades cardiovasculares (infarto miocardio), que en mujeres sería 10,9% (227 años perdidos ) y en hombres 14,5% (269 mil años perdidos), cáncer en mujeres 5,8% y en hombres 6,3%.

Por otra parte el mito de la falta de eficacia de la terapéutica psiquiátrica, comparada con la empleada en otros cuadros médicos se ha desvanecido, ya que se ha podido demostrar que la efectividad de los tratamientos en las fases agudas de la patología depresiva y bipolar es bastante elevada (70-80%) e incluso superior al de procedimientos como angioplastía y aterectomía (empleados en cirugía cardiovascular); en tanto que el tratamiento de mantención para evitar nuevas fases obtiene una eficacia muy elevada al comparar con placebo, oscilando entre 60-80%.

La gran mayoría de los pacientes con episodios depresivos serán atendidos por médicos que no son especialistas en Psiquiatría. El psiquiatra necesariamente atenderá solo un porcentaje de los cuadros depresivos, pero será irreemplazable en el manejo de la depresión bipolar y también en los episodios resistentes a la terapéutica antidepresiva.

En forma privilegiada podrían prescribir litio y estabilizadores del ánimo, electroschock y otras terapéuticas somáticas.