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Nicotina y depresión

Cuando se fuma tabaco, la nicotina se absorbe rápidamente y alcanza el cerebro entre 10 y 20 segundos aproximadamente, más rápido que con administración intravenosa.

Estudios realizados en animales y autopsias de personas fumadoras muestran que los tejidos con más afinidad por la nicotina son riñón, hígado, pulmón, cerebro y corazón. La nicotina también se acumula en la leche materna y cruza la barrera placentaria con facilidad.

Varias investigaciones han demostrado las propiedades antidepresivas de la nicotina cuando se administra por diferentes vías y dosis. Uno de los efectos antidepresivos inmediatos de la administración de nicotina es que induce un incremento significativo de serotonina en varias regiones del cerebro.

La acción antidepresiva de la nicotina también puede ser a través de la liberación de dopamina. Otra manera de ejercer efecto antidepresivo es por medio sustancias neuroprotectoras y neurotróficas que ejercen su actividad en el nucleo del hipocampo cerebral, relacionado con la formación de la memoria.

Se sabe que el 60% de los fumadores tiene historia previa de depresión, de manera que es dos veces más frecuente entre fumadores versus no fumadores. También se ha visto que los fumadores que no sufren depresión pueden suspender la nicotina con mayor facilidad que aquellos que fuman: 28% versus 14%.

Los síntomas de abstinencia al dejar de fumar incluyen desánimo, ansiedad, frustración, irritabilidad. Y en las mujeres se manifestarían síntomas de privación y depresivos más intensos que en los varones, y con menor respuesta a las terapias de reemplazo de la nicotina. Algunos medicamentos antidepresivos ayudar en la suspensión del consumo de tabaco. En los estudios de adolescentes se encuentra que la depresión juega un papel importante en la inicio del consumo.

Dr. Pedro Retamal C.
Director Departamento Psiquiatría
Campus Oriente.
Facultad de Medicina
Universidad de Chile.