La violencia forma parte de las características de la humanidad, incluso puede desarrollarse de manera organizada, por ejemplo, en las guerras, y también desencadenarse de forma más espontanea.
En este caso se ubican los episodios de irritabilidad, inquietud, agitación y violencia de las personas que sufren enfermedades psíquicas.
En estas patologías las causas de descompensación son los conflictos ambientales (familiares, laborales, etc.) y, sobre todo, el abandono del tratamiento y, por lo tanto, su manejo ayudan a evitar complicaciones. Es muy importante tener claridad respecto de la escasa frecuencia de la agresividad presente en la personas con enfermedades mentales, no olvidemos que en el siglo pasado, solo considerando las dos Guerras Mundiales, murieron alrededor de 50 a 60 millones de personas, según decisiones de personas “normales”.
Las enfermedades mentales que pueden llevar a la agitación y violencia son los episodios de aceleración maníaca en la enfermedad bipolar y las crisis de agitación en la esquizofrenia. Lo que subyace en el paciente es la sensación de que está siendo ofendido, perjudicado, hostigado, agredido, por estar invadido de una excesiva sensibilidad o por creencias delirantes persecutorias.
Cuando el enojo aumenta y escala a la agitación, con o sin una adecuada intervención verbal (escuchar, calmar) puede ser necesaria una contención física (sujetar-afirmar al paciente entre varias persona con o sin empleo de amarras).
Esta medida extrema es difícil o imposible de implementar en un ambiente familiar, por lo tanto, se debe evitar llegar al descontrol del paciente y se debe avisar al médico con la debida antelación.
Cómo hacer la contención
Llegar a una situación en que es necesario realizar contención empleando la fuerza tiene graves consecuencias. Lo más evidente es el riesgo de daños físicos para los involucrados: contusiones, hematomas, esguinces, etc. El paciente al recuperar su estado de normalidad puede sentirse vulnerado en sus derechos humanos, avergonzado y culposo por su conducta, resentido con su familia por haber participado o consentido una contención física involuntaria.
Todo esto provoca dificultades para el futuro cumplimiento y aceptación del tratamiento y es probable que se inicie un conflicto con el médico a cargo del tratamiento. Los familiares pueden quedar muy resentidos con el paciente por la grave situación de estrés a la que fueron sometidos (miedo, daños), también culposos por las acciones destinadas a controlar al paciente, con rememoraciones a veces traumáticas cuando han presenciado las maniobras de sujeción con fuerza física y empleo de inyecciones en sus seres queridos.
Tips y recomendaciones
Por todo lo anterior no se debe llegar al escalamiento de la inquietud-agitación -agresividad-violencia. La familia puede intervenir para disminuir la agitación y se recomienda:
– Conversar con el paciente , pero evitando la excesiva cercanía, que la puede percibir invadiéndolo,
– Conseguir el apoyo de amigos y familiares que sean significativos, evitando aquellos que tienen problemas actuales-recientes con el paciente.
– Escuchar con atención, sin abordar puntos conflictivos, sin criticar ni enjuiciar.
-Aceptar que sus ideas delirantes lo hacen sufrir y que comprendemos su malestar-rabia.
– Indicarle que se espera mantener conducta tranquila de su parte.
– Explicarle que no es aceptable la agresión ni la violencia por las consecuencias negativas que va a producir.
Cuando puede ser útil emplear fármacos, la mayoría de las veces se requiere la participación de un psiquiatra para tomar la decisión. En tal caso se puede ofrecer al paciente tratamiento para relajarlo y que será auto-administrado:
– Medicamento oral tradicional para ingerir-deglutir.
– Medicamento oral de disolución bucal-sublingual.
– La forma más rápida, que es un medicamento oral para aspiración.
Si se consigue calmar la agitación se habrá evitado una gran cuota de sufrimiento emocional para el paciente y su familia.
Síntomes de que hay descontrol
A continuación, síntomas que permiten indicar que un paciente se está acercando al descontrol y cuyo conocimiento facilita anticiparse a un problema más grave:
– Hablar en voz muy alta o gritar
– Proferir críticas, pequeñas amenazas
– Realización de pequeños cortes o rasguños en la piel, se golpea a sí mismo, se tira del pelo
– Golpea objetos que no revisten peligro con la cabeza o las manos
– Da portazos, desparrama y desordena objetos
Existen ciertos síntomas que seguramente indican que la situación está fuera de control y que el empleo de fármacos por vía oral sería imposible:
– Automutilaciones, cortes profundos, se muerde hasta sangrar
– Rompe objetos peligrosos (vidrios)
– Gestos amenazantes, tironea a las personas
Tal vez en esta fase de descontrol se va a requerir sujeción física y medicamentos inyectables, sería imposible utilizar fármacos por vía oral voluntaria.
Prof.Dr. Pedro Retamal C.
Departamento Psiquiatría, Campus Oriente.
Facultad de Medicina.
Universidad de Chile.